jueves, 23 de abril de 2015

EL MODELO VII UNA VISION CON FUTURO

D - UNA VISION CON FUTURO
El gusto por la "Belle Epoque"  se ve en parte en la arquitectura urbana, realizándose un estilo ecléctico en la decoración de los interiores, verdaderos escaparates de adornos de las más variadas procedencias.
Algunos sectores de la ciudad están relacionados a la época: la calle Sarandí para las compras y los "encantos"; la Plaza Independencia para las grandes conmemoraciones; el Prado y el Parque Urbano para los paseos en carruaje, así como el parque privado de Rossell y Rius (hoy Villa Dolo­res) para grupos todavía más reducidos. Los teatros Solís y Urquiza. El palco de Maroñas y algunos clubes sociales de difícil acceso (Uruguay y Jockey Club), fueron los lugares donde la belle époque se visualizó.

"Entender los procesos urbanos en las urbes y grandes ciudades... es clave para la comprensión de las transfor­maciones económicas, sociales y políticas de sus países respectivos...

En la ciudad, las tensiones entre las clases sociales, matizadas por el reparto del poder político y los derechos ciudadanos, se manifiestan en relación a la capacidad que tienen los ciudadanos de organizar sus vidas individuales o colectivas y de acceder a los centros de decisión. Estas tensiones varían en intensidad y características según las fuerzas sociales presentes en cada ciudad...".[1]

En carta fechada el 11 de junio en París, Batlle pensa­ba en el futuro de nuestra capital: "...Pienso en Montevi­deo al ver estas cosas y me digo que la Junta debería de tener valor para no ahorrar en la apertura de calles, ahí donde la tierra es todavía barata, ni en la formación de jardines. El bosque de Boloña me hace pensar particularmen­te en mi proyecto de un gran paseo en Carrasco, de dos mil hectáreas y me imagino que podríamos hacer algo mejor todavía que este bosque. Tendríamos el auxilio del mar, de que aquí no se ha podido disponer y que lo tendríamos a la mano. El automóvil y el tranvía eléctrico suprimirán todas las distancias.

Podemos tener una buena razón para animarnos a todo y  lo que sea embellecer a Montevideo no debe considerarse como un gasto de lujo, sino como un buen negocio hecho con nuestros vecinos los porteños, llamados a darnos cada día mejores rendimientos.

Creo que el gobierno o la Asamblea, debería estimular la acción de la Municipalidad ayudándola con algunos fondos que le permitiesen, por ejemplo, unir con una gran avenida de 150 metros por lo menos de ancho, el Parque Urbano y el que va a hacerse en los campos del Chivero.

...En presencia de estas grandes ciudades europeas, no es el desaliento ni un sentimiento de inferioridad, lo que se produce en el espíritu de los que aquí venimos.  ¡Al contrario! He notado, como fenómeno casi general, que nos sentimos superiores a lo que nos creímos, y que nos senti­mos bien dispuestos, para afrontar, bajo muchos puntos de vista, comparaciones, que podrían resultarnos ventajosas. Por ejemplo, nuestro alumbrado público es igual o mejor que el de París; el alumbrado a luz eléctrica para particulares es más barató ahí que acá y lo será enormemente con la transformación; nuestros tranvías son superiores; el aspec­to general de la población no es inferior al de la pobla­ción de esta ciudad. Si tenemos administraciones honradas durante veinte años, lo que no me parece difícil y creo que es poco pedir, y si somos un poco medidos para regalarles los pesos a las empresas que tienen su asiento en el  extranjero, creo que podemos hacer maravillas".[2]

Se tenía claro cual era el papel del turista: "...son inmigrantes  -económicamente considerados- de una clase especial. No producen, no incorporan su actividad al país que visitan; pero gastan en él, y en este sentido hacen producir en proporciones enormes. Cuando forman una co­rriente poderosa, estable, permanente, hacen vivir por sí solos ciudades y comarcas enteras. Niza y toda su encanta­dora "cote d'azur" en el mediodía de Francia; Lucerna y su luminoso lago entre las montañas de Suiza; Ostende y su magnifica playa en Bélgica ¿a qué deben el secreto de su prosperidad sino a las inmensas caravanas de paseantes de todas las nacionalidades que las visitan año por año?".[3]

Todas estas inquietudes trasmitidas por Batlle desde París, intentará llevarlas a la práctica durante su segunda presidencia. 

El gobierno se había preocupado de los espacios verdes para solaz de los habitantes de la ciudad: Parque Duran­deau, Parque de los Aliados.

Este último estaba destinado, en un futuro nada lejano, a albergar las legaciones extranjeras y, al mismo tiempo, entre señorial y popular, había sido engalanado por los banqueros agradecidos a su país centenario con un obelisco conmemorativo, y por los gobiernos con un estadio en el que la "celeste" refrendaría en 1930 su valía mundial consagra­da anteriormente en Colombes y Amsterdam.

Las otras ramblas albergaban cada vez más chaletes y casas veraniegas, que junto a los recién construidos hote­les "Rambla" y "Miramar", presentaban a Montevideo, con sus amplias, arenosas y soleadas playas, como la ciudad turís­tica que la vecina Buenos Aires buscaba.

También se tendrá en cuenta, a medida que el movimiento de pasajeros y comercial con la vecina orilla crece, la actitud de la empresa que monopoliza tal navegación, subi­endo sus tarifas, perjudicando al país. Es que el diputado Fernández Ríos presenta un proyecto por el cual se crearía una compañía  de navegación fluvial destinada a fomentar el turismo. De esta manera se pondría remedio al abuso de los particulares.

Si bien se combatió el latifundio rural no se dejó de lado el ataque al latifundio urbano: "...la posesión de grandes terrenos baldíos sobre las principales calles y avenidas de la ciudad.

...Las principales vías, aquellas donde todo concurre a darles importancia y valor, son las preferidas para ubicar­se  los espectadores, a favor de la liberalidad de nuestras leyes municipales, a esperar tranquilamente la valoriza­ción, ese fenómeno que Lloyd George llama "aumentos no ganados", acrecimientos de capital que favorece al pudiente sin exigirle esfuerzos de ningún género y sin que pueda considerarse que son un premio por algún bien que con su posesión haya hecho a la comunidad, porque es todo lo contrario de eso. La posesión de un gran terreno baldío durante largos años perturba el orden de la edificación con perjuicio para los que constituyen en las inmediaciones. Estos propietarios soportan infinitos males como consecuen­cia de tener un vecino que se empeña en conservar algunos miles de metros en eterna expectativa de mayor valor.

Muchas veces el latifundista urbano es la causa de que durante años y años se oiga el clamor por la apertura de calles sin que pueda realizarse tan justa aspiración. Sus dominios abarcan unas cuantas hectáreas dentro de la ciudad y se mantiene imperturbable en su placer de poseer una chacra en plena capital de la República".[4]

1 - Vialidad y obras públicas
A partir de 1905, el gobierno comienza a volcar su esfuerzo por mejorar las comunicaciones entre la capital y el resto del país. Entre las medidas adoptadas está la reglamentación de todos los trabajos de vialidad a cargo de la sección de Puentes y Caminos del Departamento de Inge­nieros, bajo la dirección inmediata del Ministerio de Fomento. El objetivo de esta medida era abreviar trámites y de esa forma facilitar el dictado de medidas rápidas y eficaces.

Dos serían las obras a solucionar de forma inmediata:

-la delineación general de caminos. Al encontrarse  nuestros caminos nacionales y departamentales  en condicio­nes irregulares, se buscaba acortar las distancias de su recorrido, haciendo que sigan en lo posible una línea más recta.

Se entendía que esta cuestión era vital para la Repú­blica.

-la construcción de puentes. Nuestro suelo se encuentra excesivamente regado por arroyos y ríos, y tan inclinados los unos y los otros a desbordarse en cuanto recrudecen las lluvias.

Los puentes más necesarios eran: Río Negro, Santa Lucía, San José, Arapey, San Salvador, Olimar. Los puentes además  darían una mayor unidad material y de comunicación al país. Además se busca la navegación de estos ríos.

Entre las grandes obras de vialidad que se proyectaron está la del puente en la Barra de Santa Lucía. Tal obra daría salida a una gran parte del departamento de San José, cuyas comunicaciones con la capital son costosas y difíci­les, por otra parte favorecerá enormemente a la agricultu­ra.

Pero es que de la misma manera que favorece directamen­te los intereses de la agricultura, el proyecto del puente sobre la Barra favorece también directamente los intereses de una buena parte de la ganadería nacional. Todos los establecimientos ganaderos del centro y del sur de San José tendrán facilidades excepcionales para llevar su ganado a la tablada de Montevideo. En vez de dar costosas vueltas por el ferrocarril, no tienen más que venirse a pie hasta el Santa Lucía y atravesar el puente, llegando a su destino en breves y económicas jornadas.

Esta obra se circunscribía dentro de otro proyecto más ambicioso: "Desde hace muchos años está en germen un pro­yecto de grandes proyecciones para el departamento de San José. Consiste éste en la construcción de un ferrocarril de trocha angosta que ha de recorrer todas las regiones agrí­colas de aquel departamento para acumularlas en una región próxima a la capital y facilitar su transporte con fletes económicos. Pues bien; aquel proyecto no ha podido crista­lizarse aún en una plausible realidad, por la sencilla razón de que se ha venido echando de menos el Puente en cuestión. Precisamente; la construcción de esa obra es el eje alrededor del cual gira la practicabilidad del ferroca­rril agrícola de San José".[5]

En 1907 se autorizó la construcción del "Parque Hotel" a privados y la explotación de un Casino, recién inaugurado en 1909. La municipalidad de Montevideo en 1915 adquiere el "Parque Hotel" y comienzan las obras del "Hotel Carrasco", siendo finalizada en 1921.

Otra obra que pretenderá la administración de Williman será el mejoramiento del puerto de Maldonado, favoreciendo no solo a Punta del Este, sino a esa capital departamental, ya que a fines de 1910 ésta estará unida con Montevideo por la línea férrea.

Por otra parte se estaba planificando la realización de una gran avenida en Montevideo: "En primer término, dará movimiento y animación a una gran parte de Montevideo, triste y casi desierta, a pesar de estar casi totalmente edificada, como es la comprendida en línea recta entre los antiguos barrios del Córdon y de la Aguada. En segundo término, vendrá a unir por sus dos extremos a las residen­cias de dos de los altos poderes del Estado, los que por si solo dará motivo a un gran tránsito. Y en tercer lugar, y esto es de lo más importante, su costo será tanto menos considerable cuanto que ni obligará a derribar edificios lujosos y costosos ni a expropiar predios urbanos muy valorizados".[6] La avenida no tenía el fin de ostentación, de lujo, que se presume, tiene por objetivo principal el poner en contacto directo dos zonas importantes de la ciudad, las que se encontraban separadas por no existir vías cómodas y directas de comunicación.

En 1926 la Dirección de Arquitectura realiza el proyec­to de avenidas entre la Plaza Independencia y las entradas al puerto y la estación ferroviaria y la rambla Sur.

"1º- La formación de una  plaza sobre la fachada sur del edificio en construcción de la Aduana, creándose de este modo un nudo de unión entre las avenidas y la proyec­tada avenida Pérez Castellanos. Constituiría esa plaza, según el plano cuyo principal gestor es el arquitecto Lerena Acevedo, emplazamiento apropiado para la estatua de Zabala.

2º- El ensanche a 30 metros de la calle Pérez Castella­nos, desde la plaza de la Aduana hasta la rambla Sur.

3º- El ensanche a 17 metros de la calle Maciel.

4º- La continuación de la Rambla Sur desde su punto terminal hasta la Plaza de la Aduana, limitando la zona portuaria.

5º- El ensanche de la calle La Marsellesa a 30 metros, estableciéndose una amplia avenida de contorno del recinto portuario, sirviendo de unión entre la Aduana y la estación de ferrocarriles.

6º- La construcción de una gran avenida jardín o "park­way" comunicando la avenida y la Plaza Independencia. Se crearía de ese modo, una entrada monumental a dicha plaza, con perspectiva a la estatua de Artigas y al futuro palacio de Gobierno cuya ubicación fue fijada por la comisión de técnicos nombrada a ese efecto, en el costado sur de la plaza, como se observa en el plano.

7º- La ubicación del futuro Palacio de Gobierno en el costado sud de la Plaza Independencia, es el eje del pro­yectado "parkway", y finalmente la creación de una zona de jardines entre ese futuro palacio y la Rambla Sur".[7]




LAMINA Nº 10
PLANO DE MONTEVIDEO


EL DIA. Junio, 26 de 1926.




2 - Plazas y parques
Montevideo era centro de alabanzas pero se debía de realizar las obras necesarias para su futuro: "...Se ha hablado mucho tiempo del turismo como de una importante fuente de recursos que conviene explotar en provecho común, y hasta se ha agregado que el progreso de Montevideo depen­día en gran parte de esa su condición de magnífica ciudad balnearia, acogedora y hospitalaria como muy pocas en el continente.

...Montevideo como ciudad veraniega. Creemos, sin embargo, que las autoridades edilicias deberían esforzarse en secundar la obra admirable de la naturaleza, si es que se desea estimular la venida de los forasteros e intensifi­car la inmigración de los turistas que tantos beneficios nos depara. Hay que mejorar el servicio de nuestros hoteles balnearios, de los que cabría decir que no son ahora todo lo confortables que podrían y deberían ser. Es indispensa­ble también ofrecer al viajero un buen programa de festejos y diversiones que le hagan grata y deseable la permanencia entre nosotros. No basta para decidir al forastero a visi­tar nuestra metrópolis el atractivo de sus playas: hay que proporcionarle también pasatiempos de otra naturaleza...".[8]

PLAZA INDEPENDENCIA: En 1906 se le realizarán ciertas modificaciones a la Plaza Independencia, estableciendo la Dirección de Parques y Jardines que el objetivo de tal reforma responde a reglas estéticas y prácticas. En el centro de la plaza deberá levantarse un monumento conmemo­rativo de nuestra independencia cuya cúspide ha de corres­ponder con los ejes de las calles 18 de Julio y Ciudadela, levantándose en lo alto, como el recuerdo de nuestras glorias nacionales.  Rodeará a la plaza una cadena de palmeras exóticas (Phoenis canariensis), y en los vértices  las cuatro piletas con los prismáticos juegos de agua. Las instalaciones del alumbrado estarán apoyadas en hermosas columnas, donde la luz podrá desparramar sus rayos en toda la dilatada superficie.

PARQUE CENTRAL: (Parque de los Aliados): Montevideo contaba en 1906 con el Prado y el Parque Urbano los cuales presentaban ciertas dificultades para las clases más nume­rosas. El primero reunía más condiciones de un paseo aristocrático que popular, por su situación y lo caro que resultaban los  medios de transporte para trasladarse a él; el segundo, si bien tiene como afluentes casi todas las líneas de tranvías con pasaje barato de 4 centésimos, en cambio no posee la amplitud que debe tener un verdadero parque.



Por ello la Junta Económica Administrativa propuso un proyecto por el cual recomienda la compra a la sucesión de Antonio Pereyra de 39 hás. de terreno, adyacentes a la fracción donada a la Municipalidad por el propio señor Pereyra la cual tiene una extensión de 11 hás., de manera que en total se dispondría de unas 50 hás. Las mismas estarían ubicadas entre Camino 8 de Octubre, desde la altura del Hospital Italiano y se extenderían hacia el sur, hasta la calle Rivera. Estas hectáreas conocidas como el Campo de Chivero, le costarían a la Municipalidad a razón de 60 centésimos el metro.

El proyecto establecía la posibilidad que la Junta E. Administrativa vendiese 10 hás. de las 50, con la condición de que los adquirentes dediquen las mismas a la construc­ción de casas con jardines, restaurantes u otros comercios semejantes, casa de recreos públicos o sociedades de juegos atléticos e instituciones de la misma índole. La reventa de esos terrenos, en solares pequeños entra naturalmente como una de las condiciones principales dentro del plan de financiación de la obra. El arquitecto paisajista encargado de emprender tal obra será Thays.

Por su parte Thays preveía en su proyecto las avenidas del parque de 30 y de 50 metros, sus arboladas distribuidas inteligentemente y profusamente,  sus pelouses de juego extensas y variadas. Preveía la construcción de un Estadio, el cual fuera capaz de difundir y estimular el ejercicio físico. También esperaba levantar un Museo de Bellas Artes y un Jardín Zoológico Municipal. La entrada principal del parque estaría ubicada en prolongación a la avenida 18 de Julio.

PARQUE URBANO: (Parque Rodó): Desde fines de 1907 se venía estudiando la reforma de dicho parque. "Tenemos en Ramírez ese caso singular de una playa de baños, enclavada en el mismo centro de la ciudad, caso que probablemente no se repite en ninguna otra capital del mundo. Y bien: no debemos conformarnos con ese solo privilegio de la natura­leza. Debemos complementar esa  playa con un parque majes­tuoso que junte a las maravillas de las perspectivas del mar con los encantos de la fronda de los árboles, parque que no ocupe como ahora el fondo misérrimo de una quebrada indigente, sino que se extienda, que siga la línea sinuosa del río, que trepe las alturas circunvecinas, que se apode­re de todas las vistas panorámicas de la costa, que ofrezca sombras bienhechoras, inmensos horizontes, grandes amplitu­des para el desahogo de la sofocada colmena humana.

Si es posible -y si no lo es hay que hacerlo- la exten­sión del Parque Urbano debe llevarse hasta toda la línea de prolongación del Bulevar Artigas, es decir, hasta la recta que partiendo del actual Parque del Pueblo -desde camino 8 de Octubre, Hospital Italiano- va morir al lado del Faro de Punta Carretas. Así se podrá tener área suficiente para formar un gran paseo que aprovechará todos los efectos de las caídas hacia la costa y que será en el porvenir el más central, el más concurrido y el más encantador de todos los paseos públicos".[9] Dentro del proyecto se establece la construcción de un gran hotel, que sin duda favorecerá la concurrencia extranjera a nuestras playas.

Tanto el parque Urbano como el parque Central estarían unidos por una gran avenida (Bulevar Artigas). El decreto del Ejecutivo establecía que el proyecto estaría a cargo del arquitecto Thays.



También hubo una preocupación por embellecer otros lugares de Montevideo, por ejemplo El Prado (1873), en 1912 se extendió a 18 hectáreas El Parque Urbano (1901) fue ampliado en 1911 hasta Punta Carretas y en 1913 pasó a 130 hectáreas; el Parque Central (1907) fue ampliado en 1911.

PARQUE DEL CERRO: Al asumir en su segunda presidencia Batlle encarga al arquitecto Baroffio el trazado de un plano de las líneas generales y esenciales para la forma­ción de un parque en la cumbre del Cerro; pero, abarcando una superficie mayor que la que estableció luego la ley sancionada y promulgada en 1912.

PARQUE DURANDEAU: El 24 de marzo de 1929 se habilitó dicho parque, ubicado en Carrasco. El Consejo no ha decidi­do la apertura definitiva al público, por lo cual se fija­ron, a los efectos de que se pueda apreciar su belleza, los días domingos 24, jueves 28, sábado 30, y domingo 1, desde la hora 12 y 30 a las 18 y 30.

La Dirección de Paseos espera que no sean molestadas las aves que deambulan por los bosques, pues muchas de ellas no pertenecen al Municipio y a él se ha encomendado se conservación y cuidado.

La entrada al parque  será por Camino Juan Ferreira, cerca de los Portones de Carrasco y se podrá entrar en auto.

BARRIOS-JARDIN: A fines de la década del 10 se proyecta la construcción de barrios-jardín, los que estarían ubica­dos en el Cerro y en los terrenos municipales inmediatos al Parque Urbano, conocidos con el nombre del Parque del Pueblo.

Se entendía como necesario abrir nuevos espacios peque­ños en diferentes zonas de la ciudad, teniendo una planifi­cación donde se  preveía la apertura de plazas para expan­sión y oxigenación de la población trabajadora.

En cada barrio debe haber, por lo menos, un parque de cuatro o cinco hectáreas con tales fines.

"...ningún paraje (Cerro), como ése, por la excepciona­lidad de su posición topográfica, se ha brindado a la labor transformadora y decorativa con evidencia prodigiosa. Se han dejado llenar sus faldas y adyacencias de una edifica­ción miserable, uniforme, regida por el viejo y desastroso patrón del simétrico cuadrilado colonial, que todo lo ha invadido; de establecimientos insaludables y hediondos como los saladeros ... Los turistas, que atraídos por la posi­ción del Cerro, por el panorama que él ofrece sobre el mar, sobre la ciudad y sobre las campañas vecinas, se han lamen­tado siempre del abandono en que se tiene tan inmejorable y espléndido paraje, codiciado y envidiado por muchas ciuda­des de mayor fuste que la nuestra. Parecía a todo el mundo rarísimo, inexplicable, que no supiésemos aproximarlo y sacar partido, aun en beneficio de la moderna industria del turismo que tanto repercute sobre la economía de los pue­blos capaces de explotarla y estimularla, de su transforma­ción en gran paseo público, con vistas dominantes sobre la bahía y la ciudad, y permitiendo, en cambio, que cada día se hiciera más difícil esa obra por el hecho de no tomarse medida tendiente a adquirir el sobrante de tierra vacía, o a prohibir nuevas edificaciones inconciliables con la índole del paraje, o a desterrar, por lo menos, las insta­laciones


saladeriles".[10]



LAMINA Nº 11
PARQUE DEL CERRO

El Día. Octubre, 13 de 1921.

Por su parte el Parque Urbano estando limitado por Bulevar España, Bulevar Artigas y la calle 21 de Setiembre, su topografía es apropiada para la realización de un barrio de hoteles o chalets particulares decorativos entre jardi­nes, caminos y avenidas irregulares que quiebren las líneas geométricas de nuestra planta urbana.

"Se quiere, en efecto, que los terrenos del llamado Parque del Pueblo sean incorporados al Parque Rodó ... es de por sí extenso, y mucho más lo será en breve, con la habilitación de los terrenos expropiados para su ensanche, que harán de él el sitio público más amplio de Montevideo, puesto que llevarán sus límites hasta cerca de Punta Carre­ta.

Nuestra prédica incesante en materia edilicia se ha orientado en el sentido de conseguir la distribución profu­sa, por toda la ciudad, de plazas, parques y jardines públicos, que sean verdaderos sitios de oxigenación colec­tiva, a la vez que de confortador esparcimiento. Nosotros hemos juzgado que éstas eran algo más que simples conve­niencias de orden estético, puesto que las hemos considera­do verdaderas exigencias de conservación social, y hemos pensado siempre,  en lógica consecuencia, que el deber de contemplarlas constituía una necesidad absoluta e imperio­sa".[11]

JARDIN BOTANICO: En mayo de 1921 se comienzan las obras de ampliación del Jardín Botánico, tres hectáreas de super­ficie más destinadas al cultivo de las especies medicinales con fines pedagógicos y experimentales. El nuevo predio pertenecía al Prado, con frente al Camino Reyes y lindando con el Jardín Botánico y el predio de la Asociación Rural.

PRADO: El arquitecto Scaso en 1929 se propone la reali­zación de ciertas mejoras de vialidad. En el presente plano se establece:

1 - La avenida costanera Sur, que arrancando de la calle Zufrategui, en la zona en que se ha suspendido el amanzanamiento, se desarrolla al costado del cauce, a una distancia media de cincuenta metros, apropiada para que la margen izquierda del arroyo quede como espacio libre para el uso del público. Esta avenida termina en el puente de la avenida Buschental, junto a la parada de los tranvías.



LAMINA Nº 12
EL BOTANICO

EL DIA. Mayo, 8 de 1921.




El trazado se desarrolla en curvas suaves que siguen a la vez la topografía del terreno en lo que le es propicia para realzar la belleza del paseo por servir de punto de observación de variadas perspectivas; y tiene la ventaja de dar a preciosos ejemplares de plantas hermosamente desarro­lladas.

2 - Se señala la avenida costanera Norte, que tomando en su nacimiento el eje de Larrañaga, sigue la costa opues­ta para salir en la conjunción de las calles Agraciada y Castro, abriendo una entrada directa indispensable para dar fácil acceso al Prado. Esta avenida atraviesa el paseo siguiendo, en lo general, la línea de la costa, y formando con la costanera Sur, una avenida con curso de agua, de un promedio de más de 100 metros de ancho.

Estas dos vías contendrán una vereda de seis metros de ancho, para jinetes y una calzada de ocho metros para circulación de vehículos en los dos sentidos.

3 - Indica la nueva calzada  a construirse en la entra­da por la avenida Buschental, hacia el lado de la Rosaleda.

4 - La avenida de acceso por Raffo y Castro, que pondrá en comunicación directa y fácil el Prado con las calles nombradas, de gran circulación.

5 - Marcar una entrada por Castro en el punto medio, con la cual se evitan los rodeos necesarios para llegar hoy al centro del paseo, debido a que las calles Castro y Lucas Obes, son vías de rodeo.[12]

3 - La industria turística
"...La afección de los montevideanos por los baños marítimos nació en temprana época y es anterior a la "manía" de los balnearios. En 1843, la playa del Cubo del Norte (aproximadamente situada en la que hoy es Bartolomé Mitre en su término del lado del puerto) era la predilecta de las señoras. En tanto, la playa Cubo del Sur, frente al actual Templo Ingles, era la seleccionada por la población masculina y bien desde antiguo por donde está el edificio de la Aduana, tomaron los sacerdotes costumbres de irse a "mojar" por lo que al lugar se le conocía como el del "baño de los Padres".

Otros baños complementaron, en poco tiempo, el panorama de las personas de escasos recursos económicos que veranea­ban sin alejarse de la ciudad: los baños de Aurquía (apro­ximadamente en Ciudadela y Maldonado), los de Santa Ana (más o menos al comienzo de la calle Vázquez, sobre la Rambla) y los muelles de Gounoilhou que, imposible de pronunciar, quedó reducido al Guruyú que todos conocemos".[13]

A partir de 1871, Montevideo comienza a utilizar sus playas, en especial Ramírez y con el tiempo Pocitos, Trovi­lle (1879), Capurro (1900), Carrasco (1912); en los veinte, Malvín y Buceo.



En la última década, el financista español Emilio Reus construyó su balneario, entre las calles Piedras, Guarón y la bahía, contando con dos piletas una para damas y otra para caballeros, techadas y alineadas por el agua del Río de la Plata.

Otro jalón se puede establecer en 1872 cuando el ferro­carril llegó a Santa Lucía, donde Buschental inauguró el "Hotel Biltmore", con ello también se da la construcción de casaquintas. Por esta fecha se funda el "Hotel Suizo" en Colonia Suiza.

La actividad turística se remonta al siglo pasado, provocándonos sorpresa al ver que el lugar de inicio es la ciudad de Mercedes, elegida como la predilecta de las familias argentinas por considerar que las aguas del Río Negro eran milagrosas y curativas.

Una línea costera desde Colonia hasta el Chuy se vio beneficiada por las iniciativas de forestación de la franja costera (Burnett, Antonio Lussich, Francisco Piria).

La ciudad de Montevideo apostaría a ganar año a año más turistas de la vecina orilla, "El movimiento total de pasajeros entre Montevideo y Buenos Aires asciende a un total, -término medio, se entiende,- de 200.000 por año. El promedio mensual en los meses de Abril a Noviembre, inclu­sive, es de 13.250, al paso que en los meses  de Diciembre, Enero, Febrero y Marzo llega a 21.750. El saldo permanente de pasajeros en estos últimos cuatro meses es algo más de 3.000...".[14]

En 1907 es declarado pueblo Punta del Este, la cons­trucción del Real de San Carlos fue autorizada en 1909 y se invirtió en un hotel-casino, un muelle, e instalaciones para deportes y una plaza de toros, pero su esplendor fue corto, ya que en 1912 se prohibió las corridas de toros.

En 1911 nacía La Floresta y se proyectaba Atlántida; inaugurándose dos años después el "Atlántida Hotel". Ven­diéndose terrenos donde  se levantaría el balneario "La Paloma". Por esta fecha otras estaciones de baños se desta­can Las Toscas, Solís Grande, Piriápolis, Manantiales, Punta del Este.

En ellos ha predominado la iniciativa particular, prescindiendo de Piriápolis, cuyo propietario, Francisco Piria, ha hecho más que una Municipalidad, en el resto, se ha destacado y prestigiado el mérito propio de las playas con el concurso casi exclusivo de empresas o individualida­des privadas.

Todo esto fue acompañado por un crecimiento del ferro­carril, que en 1910 llegó a Maldonado, en 1928 a Rocha, en 1930 a Punta del Este.

"...no se requiere ser muy zahorí para  advertir que lo que queremos es que los ricos extranjeros sean  atraídos.


...tenemos Carrasco, la más vasta y abierta playa de América; Atlántida con sus arboledas en pleno desarrollo, sus pintorescas barrancas y su construcciones modernas; Floresta, con sus prados admirablemente planeados y un gran hotel en proyecto; Sarandí que empieza a surgir con un núcleo de casas apropiadas; Solís, dotado de un hotel confortable, con playas sobre el mar y sobre el arroyo del mismo nombre, plantaciones inmensas y sierras de bellísimos panoramas; Piriápolis, que es el resultado del esfuerzo vigoroso de un hombre de progreso y que ofrece todos los atractivos de los más hermosos paisajes naturales; Punta Ballena, la maravillosa transformación de médanos y cerros estériles y pedregosos en uno de los parajes más deliciosos de la tierra y en uno de los bosques más grandes, nutridos y variados, donde alternarán llenos de vitalidad los árbo­les de todas las latitudes; Punta del Este, el balneario ideal por su situación y por sus vistas, casi rodeado de mar, siempre fresco, con baños tranquilos y agitados, para todos los temperamentos, salubricado por brisas permanentes que hacen posible la vida a pleno sol  en las horas más ardientes del día; Manantiales, que año tras año va adqui­riendo mayor importancia; La Paloma, casi sobre el océano, muy poblado, de playas amplísimas, donde acaban de plantar­se millares de árboles de abrigo y de sombra...".[15]

Sin duda la iniciativa privada fue fundamental en este proceso de dotar al país de los atractivos necesarios para los visitantes.

Piriápolis, la joyita: "Si existe en nuestro país un lugar donde todo se encuentra reunido para hacer las deli­cias del turista, ése es Piriápolis. A la obra magnífica de la naturaleza, con sus hermosos cerros, su vegetación exuberante, su gran playa de límpidas arenas en aguas profundas y claras, debe agregarse la obra realizada por el hombre emprendedor, infatigable, que sabe sacar profundo partido de las cosas bellas que se le cruzan en el camino de sus actividades múltiples. Piriápolis es el paraje ideal para todos aquellos que desean descansar de las fatigas diarias, cobrar nuevas energías, hermanarse con la natura­leza pródiga. No tiene otra explicación el envidiable y sólido prestigio que goza fuera y dentro del país, presti­gio que permite año tras año congregar en sus risueñas playas abiertas al saludable aire del mar, y en sus infini­tos lugares de poesía, bajo la sombra de los árboles, en el macizo de sus serranías que la estrechan como en un abrazo, a verdaderos enjambres de turistas. Es la vida de playa y la vida de campo unidas en una sola, la que puede realizar­se en Piriápolis...

...más que una playa sin rival en toda América, es un parque inmenso que solo encuentra puntos de comparación en los grandes y confortables parques de Norte América...




...Ya es infinito el número de pedidos de alojamiento que se ha recibido de familias de nuestro país y del  extranjero. Se teme, con justa razón, juzgando por el número de pedidos así como el precedente de los años ante­riores, que no habrá capacidad suficiente en todos los hoteles de Piriápolis para albergar a todos los que desean vivir una temporada ideal de veraneo. Esta circunstancia ha planteado el problema de la construcción de un nuevo gran hotel, más amplio que el actual, que tiene una capacidad para 200 personas, y cuyos cimientos ya han sido echados. Este gran edificio tendrá capacidad para 1800 personas. Es esta obra la más elocuente prueba de que Piriápolis se ha impuesto definitivamente al turismo nacional y sudamerica­no".[16]

Uno de los balnearios más publicitados de Canelones era Atlántida:

TURISTAS !!
A la ATLANTIDA

A la PLAYA IDEAL: Oceánica, Cercana, Tranquila

Viaje delicioso para auto­movilistas. 50 kilómetros con buena  carretera, atravesando  paisajes pintorescos. - EN UNA HORA Y MINUTOS SE ESTA EN LA PLAYA

HOTEL Y RESTAURANT[17]


Otro aviso de la época establecía:
            A T L A N T I D A   H O T E L

Situado sobre las altas barran­cas que bordean la hermosa playa Atlántida. Rodeado de espléndidas arboladas. Tienen alumbrado central, caños maes­tros, teléfonos Uruguayos y Cooperativa, aguas corrientes en todas las piezas. Con vista al mar de todas las habitacio­nes.

COCINA DE PRIMER ORDEN

Canchas de golf, tennis, basket ball, football. Plaza de depor­tes en la misma playa.
CARRETERA HASTA EL MISMO BAL­NEARIO
Magnífica excursión en automó­vil (57 kilómetros)
FERROCARRIL TODOS LOS DIAS
Salida de Central     9.10 Llegada a Atlántida 11.6
Regreso de Atlántida 19.2  Llegcda a Central   21.15
TREN RAPIDO DE LOS SABADOS
Salida de Central  14.30   Llegada a Atlántida 15.58
Regreso (lunes)     9.52   llegada a Central   11.20

AGENCIA EN MONTEVIDEO
1272 SAN JOSÉ 1272
LOS DOS TELEFONOS[18]



La propuesta para Piriápolis:

¡LA SEMANA DE TURISMO!


Pueden darle los nombres que quieran, que al fin y al cabo todos saben que es la SEMANA SANTA. Este año viene con mucho retardo y un bien.
La disparada de los veraneantes en todos los balnearios, hace ya mes y medio que se ha produ­cido y sin embargo Piriápolis sigue en pleno apogeo.
Ahora que la "Semana de Turis­mo" se va a iniciar, el único balneario que será enormemente concurrido es Piriápolis.
¿Por qué? Es bien fácil de explicarlo. En esta estación predominan ya los vientos fríos de tierra, lo que hace imposi­ble la permanencia en las playas con la sola excepción de la de Piriápolis, en la que su marco de montaña y bosques la preserva, quedando convertida en un Edén. Los que vayan a Piriápolis, verán que allí, por su abrigo, continúa la primave­ra.
Se preparan excursiones intere­santísimas y variadas a sus cerros, a sus bosques y a los muchísimos puntos donde pueden efectuarse.
Exceden de DOS MIL, el número de personas, que se proponen pasar los OCHO DIAS en aquella localidad encantadora, así que el Gran Hotel, el Miramar, el Zolezzi, Bella Vista, Lesada y demás Hoteles, tienen ya casi todo pedido.
Unica playa que en Otoño es abrigada. ¡El pampero barrerá cruelmente a los que desoigan nuestro consejo!
Vayan a Piriápolis en la SEMANA DE TURISMO.
Para solicitar alojamiento en el Hotel Piriápolis, dirigirse a "LA INDUSTRIAL", Sarandí 500, Montevideo, o en Piriápolis a
            CARLOS BONAVITA, Administrador.
            Abril 3, 4, 5, 6, 7 y 8.[19]

Esta prédica por la industria del turismo nos permite reafirmar nuestra idea que la ideología batllista es ecléc­tica, se fue formando a lo largo del tiempo, y nuestra sorpresa se nos presentó al ver que todavía en 1924 se seguía asimilando ideas desde el Viejo Continente.

En esta área se recurrió a quien en 1924 ocupaba el cargo de jefe del Partido Radical Socialista francés y entonces primer Ministro y autor de la obra titulada "Crear", estamos hablando de Eduardo Herriot. El Día trans­cribirá fragmento de dicha obra: "Sin insistir mayormente sobre un tema que podría dar lugar a vastas consideracio­nes, queremos, al menos señalar la necesidad de incluir la organización del turismo entre las obras que han de provo­car en el mañana la restauración de la Francia...

...En el mes de Abril de 1917, el ministro de Trabajos Públicos llamaba, por medio de una circular, la atención de todos los prefectos sobre el interés que presentará el desarrollo del turismo en Francia después de la paz...


...La ley de finanzas del 8 de Abril de 1910 creaba la Oficina Nacional del Turismo, y la dotaba de personaría jurídica, así como de autonomía financiera. Esta institu­ción tiene por objeto: 1º centralizar y coordinar los informes y datos de toda especie, concernientes al turismo en todas sus formas; 2º investigar todos los medios apro­piados para desarrollar el turismo, y provocar en caso necesario, todas las medidas tendientes a mejorar las condiciones de transporte, de circulación y de residencia de los viajeros; 3º organizar la propaganda en el exterior...".[20]
LAMINA Nº 13
AFICHE TURISTICO DE 1917

La Mañana. 1917.





[1] Alabart, Ana - García, Soledad - Giner, Salvador. (Comps)- Clases, poder y ciudadanía. México. 1994. págs. 1-2.
[2] Del señor Batlle y Ordóñez desde París. El Día. Julio, 7 de 1907.
[3] La transformación del Parque Urbano. El Día. Julio, 20 de 1908.
[4] Latifundios urbanos. El Día. Octubre, 19 de 1911.
[5] Una gran obra. El puente en La Barra. El Día. Mayo, 28 de 1906.
[6] La gran avenida. El Día. Junio, 10 de 1906.
[7] Urbanización de Montevideo. Proyecto de sistema de avenidas de acceso al centro de la ciudad. El Día. Junio, 18 de 1926.
[8] En favor del turismo. El Día. Febrero, 6 de 1919.
[9] La transformación del Parque Urbano. El Día. Julio, 20 de 1908.
[10] Embellecimiento del Cerro. El Día. Agosto, 20 de 1912.
[11] Los barrios jardines. El Día. Mayo, 19 de 1919.
[12] Esquema de la red de avenidas proyectadas para el Prado. El Día. Abril, 23 de 1929.
[13] Canessa de Sanguinetti, Marta- Vacaciones y baños de mar. En Correo de los viernes. Enero, 22 de 1982.
[14] La ciudad balnearia. El Día. Enero, 11 de 1911.
[15] Turismo balneario. El Día. Marzo, 14 de 1917.
[16] Ciudad Balneario "Piriápolis". El Día. Diciembre, 31 de 1917.
[17] El Día. Diciembre, 22 de 1916.
[18] El Día. Marzo, 8 de 1922.
[19] El Día. Abril, 3 de 1922.
[20] La industria del turismo. El Día. Diciembre 4, 6, 7 de 1924.

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