miércoles, 12 de noviembre de 2014

IDEOLOGIA BATLLISTA: COMPONENTES

CAPITULO 3

COMPONENTES DE LA IDEOLOGIA BATLLISTA











A
bordaremos en esta parte del estudio las diferentes corrientes filosóficas que confluyeron en la conformación de la ideología batllista, las que tuvieron una estrecha vinculación y presencia en el ámbito nacional desde la Guerra Grande, siendo permanentemente puntos de referencias tanto de hombres como de ideas.

Presentaron algunos notorios e indiscutido aporte, y aunque otras puedan ser hoy tema de discrepancia y debate por su inclusión, pensamos que bienvenidas sean también éstas a los efectos de enriquecer el debate filosófico. Además debemos de tener presente que esta ideología batllista que en su momento fue una impronta del Partido Colorado hoy podemos decir que es una “marca” del Uruguay y está presente en más o menos medida en todos los partidos políticos.

DIAGRAMA Nº 3
CORRIENTES QUE SE PUEDEN RASTREAR EN LA IDEOLOGIA BATLLISTA


La conformación del pensamiento batllista tuvo una visión global de la sociedad, que evolucionó tanto en la persona de Batlle como en el entorno del país. Su matriz fue la suma de las diferentes corrientes filosóficas del Uruguay de la segunda mitad del siglo XIX, donde el  Estado las articulará en un corpus definido de ideas en el nuevo siglo.

Asimismo resulta importante destacar tanto el viaje a Europa antes de su primera presidencia, como la recorrida que hizo por el Viejo Continente al dejar la misma.

Batlle asimilará durante su vida diferentes corrientes, teniendo la virtud de intentar aplicarlas a una realidad concreta que podría tal vez ser distinta a la del lugar de origen, pero tomando de ellas lo que podía ser aplicado en la sociedad uruguaya.

Siempre está presente la fe en la acción del Estado a través de la Ley y el Derecho como instrumentos de cambio social. La ley, dondequiera que se aplique su influencia, es importante y grande  en la marcha de las sociedades, pero su acción es más enérgica en aquellos pueblos habitua­dos a que la  iniciativa descienda del poder, y en aquellas cuestiones en que el impulso individual rara vez opone bastante resistencia al movimiento que quiere imprimirle el que habla en nombre de la sociedad y tiene su fuerza.

Las revoluciones han sido siempre un impulso hacia la igualdad de derechos y un buen movimiento hacia el eterno ideal de la democracia. Y sin revoluciones, ¿habría los derechos que hay hoy? Para entender esto, tratemos de unir esta idea a la significación que de la misma tenía El Día en aquellos tiempos: "La justicia es la clave de la seguri­dad social. Su acción se injiere en todas las articulacio­nes de la comunidad y al dirimir en definitiva los conflic­tos que se suscitan en la intimidad de la familia, a la vez que las cuestiones rumbosas producidas por el choque de grandes intereses, ejerce una influencia poderosa en la marcha general del país".[1]

El país necesitaba una nueva organización administrati­va, ya que ésta era lenta en adaptarse a los cambios que se estaban viviendo.

La construcción democrática del país se hará  tanto entre los actores políticos como los sociales, aunque debemos determinar el proceso de transformación que se pudo llevar a cabo en gran parte por el pujante avance del batllismo. Si éste tuvo una ubicación privilegiada se debió a su permanencia en el poder por largos períodos de gobier­no.

Veremos en el desarrollo de esta parte cómo las dife­rentes corrientes fueron realizando la obra social, políti­ca, económica y cultural del Uruguay de principio de siglo XX.

Se buscó la igualdad social entre todos sus integran­tes, acompasando este cambio en el aspecto económico y cultu­ral, para llegar al área política, que se enfoca por un lado en la concepción del Estado y su entorno y por otro en la participación de los ciudadanos en la vida pública.


Es así como los colombianos veían a nuestro país en 1925: "Señores delegados: Ruego  se me permita explicar el origen de estas iniciativas, ya que esas proposiciones son tomadas del Partido Liberal del Uruguay. Ese partido llama­do "Partido Colorado", que ha podido conservarse en el poder por más de 50 años merced al apoyo de la opinión, ha hecho de aquel país la primera democracia de Sud América, que se cita con justicia y como ejemplo en los más sabios consejos de Europa.

Todo lo que el Uruguay ostenta hoy en materia de pro­gresos constitucionales lo debe casi exclusivamente a aque­lla fuerza política, que puede ufanarse de las conquistas alcanzadas mediante ruda y prolongada labor. A contar de 1904 la historia del país se confunde con la historia de ese partido afortunado, que ha tenido un conductor de capa­cidades excepcionales, verdadero estadista que dio el impulso a cada una de las obras realizadas que hoy hacen honor a aquella república y a la América. El señor Batlle y Ordóñez, que ya declina en la vida, uno de los pocos hom­bres sobresalientes de este continente, fue el inspirador de casi todo lo que al Uruguay enorgullece hoy como progre­so político.

El Partido Colorado es un verdadero partido liberal. Dominado por la inquietud ideológica pudo agitar y remover las conciencias, hacer del suelo  de Artigas un activo laboratorio donde se ensayan las más avanzadas teorías, y cambiar por inútiles e inservibles los resortes todos del antiguo mecanismo social.

Allí sí tiene vida real, objetiva, las doctrinas demo­cráticas. Imperan leyes basadas en la justicia que sujetan a normas las relaciones de los hombres, así en la vida privada, como en la vida social y política. ¡Pudiera citar tantas! Al partido liberal que preside los destinos de ese país se le debe la forma de gobierno colegiado, único en el mundo, todavía en vía de ensayo, y que acabó ya con el caudillaje y con las facultades extraordinarias de los Ejecutivos unipersonales; a ese partido se le debe el arbitraje obligatorio, que sigue siendo sueño de visiona­rios en muchos otros países; se le debe la absoluta separa­ción de la Iglesia y del Estado, sin persecuciones, sin luchas religiosas; la enseñanza pública gratuita, pues no se pagan derechos de matricula; la enseñanza obligatoria con estímulos especiales ... el divorcio por la sola volun­tad de la mujer, y sin necesidad de expresar la causa; la amplia legislación a favor de los hijos naturales para probar la paternidad, y que les permite heredar como hijos legítimos y llevar el apellido del padre ... la ley de 8 horas para todos los trabajadores sin excepción; la ley de la silla ... el voto obligatorio, proporcional y secreto...".[2]


Todo lo referido por el legislador colombiano, determi­nó para nuestro país un largo proceso de debate sobre el cual hubo numerosas marchas y contramarchas, haciéndose presentes innumerables resistencias, muchas veces por el solo temor que provocan los cambios y el enfrentamiento a algo nuevo y desconocido.
Estos debates y aportes de ideas referidas confluyen en la formación de la ideología batllista teniendo su inmedia­to resultado en una nueva visión del Estado.

CUADRO Nº 3
PRESENCIA E INCIDENCIA FILOSOFICA






[1] Justicia bicéfala. El Día. Octubre, 19 de 1899.
[2] La obra del batllismo. Se inspiran en ella los liberales de Colombia. El Día. Julio, 12 de 1925.

1 comentario:

  1. Desde el otro lado de Latinoamérica, resulta desconocida la obra de Batlle y sus fundamentos teóricos. Este blog resulta un recurso de gran interés.

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