E - EL MODELO SOCIAL
En el Simposio sobre política de desarrollo social, realizado en Santiago
de Chile, en el mes de abril de 1982, fue varias veces citado José Batlle y
Ordóñez como el pionero del reformismo social en el continente. Desde el
discurso inicial de Carlos Martínez
Sotomayor, director regional de UNICEF, hasta el trabajo del senador brasileño,
sociólogo Fernando Henrique Cardoso, menudearon las referencias a un proceso
histórico que comienza en Uruguay a principios de siglo.
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Para el inicio de esta sección viene bien lo expuesto por "The
Montevideo Times" en 1911: "Algunos años atrás la demanda era
"dennos tranquilidad política"... En los últimos años, sin embargo,
un nuevo factor negativo ha aparecido bajo la forma de "problemas laborales",
y éstos amenazan convertirse en un peligro y una desventaja para el progreso
tan grande como lo eran antes las perturbaciones políticas que hasta cierto
punto han reemplazado. De hecho no sería exagerado decir que de las dos, éstas
son las peores...".[1]
Es claro que una vez solucionado el problema político debía de buscarse
resultados a los conflictos sociales que quedaban relegados por los acontecimientos políticos.
La inclusión de esta temática se hace presente desde la primera
presidencia de Batlle, en tanto asumirá un papel de mediador desde la esfera
del poder entre el capital y el trabajo. El concepto orientador de esta
política estaba basado en la concepción solidarista, igualitarista, entre las
dos partes que se enfrentaban: "patrón-trabajador",
donde se buscará defender a los más débiles dentro de la sociedad. En este
aspecto no se rechazarán los aportes que realizarán el socialismo, el
catolicismo social y el anarquismo.
El cambio de mentalidad es impuesto desde las esferas superiores del
gobierno con la postura que éste asumió en determinados casos, por ejemplo con
los agitadores y el comportamiento de las fuerzas públicas en aquellos casos
donde se dieron los conflictos.
En este aspecto la figura de Domingo Arena se destaca con luz propia. No
acepta el concepto de lucha de clases como motor de la historia y parte de una
visión filosófica liberal, humanista, inconciliable con la visión materialista.
Se veía la urgente necesidad de resolver los problemas de orden social
por medio de leyes previsoras y bien mediatas que contribuyeran a mejorar la
situación de los obreros.
No se dejó de lado la política de represión violenta por parte del
gobierno, pero fue más frecuente la adopción de una política de prevención o
atemperamiento del conflicto social, instrumentada por intermedio de las
sanciones o proyectando una amplia legislación obrera.
Como hemos visto a lo largo de este capítulo cada iniciativa contaba con
el apoyo de unos y la reprobación o el poco agrado por las medidas adoptadas de
otros sectores políticos y sociales; en este aspecto no se darán las
excepciones.
Se busca el adecuado equilibrio entre capital y trabajo para poder darle
una solución a la "cuestión social".
En síntesis la cuestión social es el problema, fundamentalmente por su
componente económico. Su origen radica en el modo de producción y de
distribución que virtualmente hace al patrono dueño del trabajo, mientras el
trabajador debe optar entre la venta de sus energías o la segura pobreza.
Batlle veía tal situación de la siguiente manera: "El empresario percibe como ganancia lo que importa su trabajo de tal y
lo que importa la parte de trabajo que sus obreros, obligados por el hambre, se
han comprometido a no cobrar. Desde ese momento el empresario se apropia una
parte del trabajo de sus obreros. Y una situación así se consolida hasta el
punto de que pasando después el importe de ese trabajo a otras manos, por
efecto de la competencia, los mismos empresarios de espíritu justo se vieron
imposibilitados de modificarla".[2]
Varias fueron las formas y varias fueron las trabas que frenaron las
iniciativas del gobierno, por ejemplo el proyecto de Brum en 1916, sobre
alimentos a los pobres obreros que carecen de trabajo: "Cuando se trata de hacer contribuir a los
ricos, con mayores cargas, al progreso y al bienestar general, para aliviar a
las clases menos pudientes o proletarias, la oposición pone el grito en el
cielo.
Cuando se trata de dar de comer a los pobres que no
pueden ganarse la vida por falta de trabajo, la oposición desenfunda sus armas
para combatirlo".[3]
1 - Movimiento obrero
El Día vio desde
un principio con buenos ojos la organización de los obreros: "El movimiento de asociación obrera y
huelguista que se está desarrollando en Montevideo ha tomado ya una importancia
bastante considerable para que la prensa se ocupe de él. He aquí una clase
social numerosísima, y poderosa por tanto, que había vegetado hasta ahora
entre nosotros sin que se ocupase solidariamente de sus intereses ni dar
muestras de vida, y que, de pronto, despertada por el rumor de la lucha que
sostiene esa misma clase social en casi todas las naciones del mundo civilizado,
se dispone a hacer valer sus aspiraciones y derechos de una manera inteligente
y eficaz. ¡Saludémosla! ... Se ha dicho que no tiene oportunidad ni razón de
ser en un país como el nuestro, de territorio abundante y escasa población,
donde la vida es fácil para todos y donde el hombre trabajador no está sujeto a
las penurias, a la miseria a que se ve sujeto en otros pueblos donde la
población es más densa y los medios de vida proporcionalmente mucho más escasos...
Aquí también hay penurias, grandes penurias para el obrero. Se ha comprobado
que en los tranvías se trabaja rudamente de quince a diez y seis horas diarias,
con lo cual no restan al empleado de esa empresa más que ocho o nueve que debe
repartir entre el reposo y el cultivo de sus tendencias intelectuales y
morales, de sus relaciones sociales, de sus relaciones de familia, etc...
Entre nosotros, el movimiento obrero debe ser considerado
como el advenimiento del pueblo trabajador a la vida pública, y así visto ese
movimiento adquiere una importancia nacional...
Hoy reclaman solamente una reducción de trabajo y un
aumento de salario, y a esto limitan su acción; pero mañana reclamarán honradez
administrativa, leyes protectoras de sus derechos y finanzas que tengan también
por objeto el bienestar del pueblo, de cada uno de ellos, y no el encumbramiento
de algunos jugadores de bolsa y de otros tantos miembros de los poderes
públicos".[4] En
sus primeros pasos sufrirán la derrota en su lucha los obreros, pero el tiempo
les permitirá aprender los mecanismos para transformarse en un movimiento
fuerte y solidario.
"Simpatizamos con las
huelgas. Cuando una se produce y se produce bien, de una manera reflexiva, con
probalidades de éxito, con elementos de resistencia que ponen verdaderamente
en jaque a los patrones, nos decimos: he ahí los débiles que se hacen fuertes y
que, después de haber implorado justicia, la exigen...".[5]
Al enviarse en 1906 el mensaje al Parlamento sobre la legislación
obrera, se entendía que la cuestión obrera resuelta y aplicada como ley del
Estado representaba, para la sociedad y para la industria, garantías de
equilibrio común, las cuales no pueden ser eficaces ni estables cuando de una
parte son atropelladas por la violencia, o de otra parte concedidas con
rencorosa desconfianza.
La concreción de dicha iniciativa le daba al obrero la protección del Estado que le estaba
faltando y a los industriales la seguridad de que todos sus colegas deberían
aplicar los mismos términos sin el miedo de quedar en inferiores condiciones.
Los obreros no se oponían a una reelección de Batlle, ya que éste vio
con simpatía sus reivindicaciones en su primera administración.
Es famoso el diálogo entre Falco y Batlle en momentos de la huelga
general de los tranviarios de 1911, el primero subido en un árbol para
dirigirse al Presidente de la República: "Ciudadano Batlle y Ordóñez: El pueblo, que os conoce, espera de vos que
sabréis mantener la actitud de siempre en esta emergencia, ante la batalla que
se está librando entre los huelguistas y las empresas; de Vos, que habéis
guiado al país por sendas de libertad ... en la conquista de los derechos
universales y de justicia social; Vos no podéis permanecer extraño a este
movimiento ... la Federación Obrera ... ha decretado la huelga general, no como
en otros países, contra el Gobierno ... que ha sabido mantener la neutralidad,
sino contra las empresas que no han respetado las condiciones pactadas con los
obreros. Así esta manifestación se despide de Vos... gritando ¡Viva Batlle y
Ordóñez!
(Batlle responde)
Las leyes y el orden que estoy obligado a mantener por
deber de mi cargo, no me permite tomar una participación activa en vuestra
contienda. Soy el encargado de hacer cumplir el orden y los derechos de todos
los ciudadanos... y por lo tanto, el Gobierno garantizará vuestros derechos
mientras os mantengáis dentro del terreno de la legalidad. Organizáos, uníos y
tratad de conquistar el mejoramiento de vuestras condiciones económicas, que
podéis estar seguros que en el Gobierno no tendréis nunca un enemigo, mientras
respetéis el orden y las leyes...".[6]
Dentro de la legislación social que buscó mejorar la situación de la clase trabajadora
podemos destacar:
Ley Nº 5032-21/07/14- sobre prevención de los Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.
5350-17/11/15- Instituye la jornada de trabajo de 8 horas diarias y 48
semanales en toda la República.
5427-29/05/16- establece el procedimiento
a seguirse para hacer efectivas las penas por infracción a varias leyes obreras.
5646-19/03/18- prohíbe el trabajo nocturno en las panaderías.
6102-10/07/18- impone el uso de sillas para empleadas y obreras.
6874-11/02/19- créanse las pensiones a la vejez.
7293-15/10/20- prohíbe el trabajo de los patrono de panadería.
7305-19/11/20- instituye el descanso semanal del servicio doméstico particular.
7318-10/12/20- instituye el descanso semanal para todos los gremios.
7390-05/07/21- amplía la ley
6874 prescribiendo la forma de pago del
recargo a los morosos.
7550-15/02/23- instituye el
salario mínimo y el descanso dominical para los trabajadores
rurales.
7586-31/05/23- aclara qué debe
entenderse por medios días
de descanso a los
efectos de la ley 7318.
7880-13/08/25- modifica la ley 6874 que creó las pensiones a la vejez e invalidez.
8503-07/11/29- instituye el descanso dominical en las peluquerías.
a - Pensiones a la vejez
Sobre el tema se plantean dos posturas con el establecimiento libre u
obligatorio del seguro. Para defender
la postura del batllismo se tomarán los hechos ocurridos en Europa,
especialmente en Italia donde el presidente del Consejo de Ministros, el
estadista Luzzatti, siendo un ferviente defensor del seguro libre debió de
asumir su equivocación en el congreso
internacional de seguros sociales celebrado en Roma: "...Hemos fundado el seguro facultativo y la Caja del Estado ... y hemos
esperado los asegurados. Debíamos tener 8.000.000 de asegurados; sólo tenemos
200.000. Llegamos a tener doscientos cincuenta mil pero cincuenta mil se
arrepintieron". Y en el mismo discurso después de declarar la bancarrota
de la previsión libre, Luzzatti se pronunció en favor del seguro obligatorio...
Lo que es necesario procurar a todo trance es que el
seguro obligatorio no sea una carga demasiado pesada para el obrero y que la
ley de retiros proporcione a los trabajadores todas las ventajas que se deben
esperar y que es necesario exigir de las instituciones de previsión social".[7] En el Parlamento
francés, el proyecto de seguro obligatorio fue votado por unanimidad. Por su
parte el seguro social contra accidentes, en Alemania existía desde 1884.
Se buscaba realizar leyes previsoras para resolver los problemas de
orden social, las cuales contribuyeran a mejorar la situación de los obreros.
Era de justicia la legislación sobre el reposo, de descanso que debe animar a
todo hombre que ha trabajado durante 30 o 40 años de su vida.
b - La
jornada de 8 horas
El taller de la empresa Barreiro y Ramos, en el año 1902. Incipientes pasos tendidos a favor de un progreso industrial y comercial que luego haría eclosión. |
El Poder Ejecutivo presentó el 26 de junio de 1911, el proyecto de
legislación laboral, siendo por segunda vez que Batlle tocaba el tema del
horario laboral. Las modificaciones al primer proyecto están en: jornadas
diferenciales (9 horas el primer año y 8 luego cuando es sin interrupción, y de
11 horas el primer año y 10 luego cuando es interrumpido el trabajo);
limitación de los menores de 18 años; el descanso de un mes a la mujer después
del parto; un día de descanso por semana para todo trabajador.
La prensa, encabezada por El Siglo y El Bien Público, realizará una campaña para frenar tal iniciativa en tanto los propios comerciantes, industriales y banqueros presentaron un escrito a la Cámara el cual era titulado "Encarece la producción".
Esto no había ocurrido en ninguna parte, y los defensores de la ley
ponían como ejemplo en su argumentación los casos de Inglaterra, Alemania
(1891), Francia (1900); también otros
países fueron lentamente incorporándose a la jornada de 8 horas: EE.UU.,
Canadá, Australia, Nueva Zelandia.
c - La
vivienda obrera
Este era el segundo gran problema, después del horario, al que se veía
enfrentado el obrero, ya que si bien resultaba fácil la obtención de terrenos
baldíos en los suburbios de Montevideo, eran elevados los costos para la construcción
de una casa de material. De lo contrario debían pagar elevados alquileres.
Por otra parte, los conventillos, según determinaba una encuesta realizada en 1906, carecían de la luz y
espacios adecuados, por lo cual se proponía su cierre si en el plazo de un año
no realizaban las mejoras necesarias.
Las primeras disposiciones municipales sobre los conventillos son de
1878, la llamada "Ley de conventillo",
que buscaba reglamentar su funcionamiento y asegurar que tuvieran adecuadas
condiciones de higiene. Otras disposiciones son de 1888, 1892.
Todos los editoriales sobre este tema fueron compilados por Octavio
Morató en "Problemas Sociales".
El año 1911 fue un año difícil para el obrero, al verse enfrentado por
un lado a su lucha laboral y por el otro
a la carestía: "El problema de la
carestía de la vida, que tiende a agravarse a consecuencia de una serie de
circunstancias elaboradas por la dinámica social en sus irresistibles
conjuraciones económicas, presenta una de sus formas de mayor intensidad en la
suba inmoderada de alquileres y afecta, con ello sensiblemente la vida precaria
del obrero, al cual no le queda otra defensa que la de reducir en términos a
veces inverosímiles el espacio de su vivienda y recluirse en míseros albergues".[9]
En junio de ese mismo año se presenta en la Cámara de Representantes un
proyecto de ley tendiente a buscar las soluciones al problema de la vivienda
para los obreros:
Artículo 12: La edificación se hará por núcleo de casas que abarque por
lo menos una superficie de 7.000 metros cuadrados, incluso las calles interiores
o pasajes.
La elección de terrenos debe tomar por base el costo de las mismas, de
manera que no exceda de un 30% del valor de las construcciones.
Artículo 13: Toda vez que se haya terminado un núcleo de casas, serán
adjudicadas por sorteo a los obreros que las soliciten, debiendo reglamentarse
dicho sorteo por la Comisión Administrativa.
Artículo 15: Terminado un sorteo se dará por la Comisión Administrativa
a cada interesado un título provisorio de propiedad, debiendo otorgarse cada
casa por un valor de costo más un diez por ciento pagadero en 30 años de plazo
por cuotas mensuales que comprenderán el interés y amortización.[10]
3 - Nuevos valores sociales
La nueva sociedad que comenzaba a desarrollarse en los primeros años del
siglo XX fue incorporando una serie de elementos que se transformarán en
representativos de la misma: toma de la ciudadanía por los extranjeros; la
ruptura de la relación entre la Iglesia y el Estado, la emancipación de la
mujer.
Se fue transformando la sociedad, se comienza a tener conciencia de lo
"civil"; "La religión civil consiste en el proceso de
sacralización de ciertos rasgos de la vida comunitaria a través de rituales
públicos, liturgias cívicas o políticas y piedades populares encaminadas a
conferir y a reforzar la identidad y el orden en una colectividad socialmente
heterogénea, atribuyéndole trascendencia mediante la dotación de carga numinosa
a sus símbolos mundanos o sobrenaturales así como de carga épica a su historia".[11]
La incorporación de los extranjeros como nacionales no será bien vista
por los elementos conservadores del país.
Se podrá inferir de esto la búsqueda del apoyo electoral de los inmigrantes,
pero dicha preocupación ya estaba presente en 1892, cuando Batlle estaba en La
Razón; "...Uno de los errores que se
han propagado en estos tiempos de malas doctrinas y pésimas acciones, es el de
que los extranjeros deben asumir en nuestras cuestiones políticas una actitud
por completo prescindente como si en ellas nada les fuere, y no tuviesen
corazón e inteligencia para hacer grandes bienes a nuestro país, poniendo a su
servicio sus buenas intenciones y sus sanos consejos".[12]
Otra nota a destacar es el anticlericalismo de Batlle, que si bien
existía en el siglo XIX en el ámbito intelectual, sobre fines del mismo
comienza a tener connotación burguesa.
De esta forma lo describe Domingo Arena a Batlle: "Lo que no podía soportar... era ninguna religión
positiva, sobre todo la católica, por creer que todas y especialmente la
última, sólo sirven para nublar la conciencia del pueblo... doctrina... de
Cristo... era más conservadora, retrógrada, ya que proclamaba que las
bienandanzas del cielo serían para los desamparados, lo que afirmaba sobre base
inconmovibles la explotación capitalista...".[13]
En el batllismo confluyeron todas las corrientes anticlericales: la
burguesía, la popular y la izquierda tanto europea como la uruguaya.
No debemos de olvidar el logro del matrimonio libre y de la
liberalización de la mujer, en una sociedad como la de aquellos momentos
dominada por el hombre, y la lucha por el reconocimiento de los hijos
naturales.
Es importante el paso que se dio por la emancipación de la mujer casada
del poder autoritario del marido: "...
Durante muchísimos años la mujer fue una verdadera esclava del marido; más
tarde la situación de la mujer fue dulcificada en cuanto a la forma de su
tratamiento, pero, se mantuvo siempre su estado de incapacidad, su sometimiento
a la potestad del marido. Su misión empezaba y concluía con las tareas
domésticas".[14]
[12] Los extranjeros y la política. Opiniones del Sr. Batlle y
Ordóñez. El Día. Diciembre, 23 de 1904.
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