CAPITULO 5
¿QUE ES EL BATLLISMO?
D
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esde el último cuarto
del siglo pasado el Partido Colorado comienza a vivir una situación diferente,
dándose los primeros pasos para lograr su organización, tarea en la que se
destaca la figura de José Batlle y Ordóñez.
La organización era
laxa, confusos sus niveles y una jerarquización piramidal que terminaba en el
caudillo. Se buscó un proceso de especialización funcional con la demarcación
de un espacio de competencia de las figuras políticas.
En este ambiente
Batlle impulsa la organización de las bases, propiciando los clubes seccionales
para fortalecer los cuadros de adherentes, todo esto se debe de ver dentro de
un proceso de profesionalización de la nueva clase política que irrumpirá en el
nuevo siglo. Si bien se practica una democratización interna en el batllismo,
debemos de ser justos y decir que en momentos de confeccionar las listas, éstas
quedaban en manos de una élite de dirigentes partidarios, con lo que se
pretendía evitar las rupturas internas y asegurar la continuidad de todos sus
miembros.
La presencia del
Líder deja rezagados a los caudillos y a los doctores, pero tomará de los
primeros las costumbres clientelísticas, retributivas y carismática de hacer
política.
La llegada del
batllismo al poder determinó:
-la necesidad de
organización del Partido Nacional;
-el establecimiento
de bases para la institucionalización del orden político;
-varios procesos de
cambio de la sociedad;
-la transformación
del partido en partido electoral - masivo;
-ampliación de la
ciudadanía.
A este proceso, que
lo podemos ver a través de la obra, se le ha definido según los autores en:
populismo, progresismo, socialismo o reformismo.
Nuestra intención es
tratar de ver aquellos elementos que caracterizan a cada uno de ellos, para
luego poder determinar en qué corriente podemos ubicar al batllismo, si es que
podemos encasillarlo en una de ellas.
A -
POPULISMO

Argentina -
Peronismo. Yrigoyen.
México - Cardenismo. Callismo.
Ecuador - Velasquismo.
Bolivia - MNR Paz Estenssoro.
Brasil - Varguismo. Obrerismo.
Uruguay - Batllismo.
Colombia -
Gaitanismo.
Venezuela -
Perezjimenismo.
Puerto Rico -
Marinismo.
Guatemala - Arbenz.
Según los autores al populismo se lo clasifica de movimiento o de fenómeno ideológico.
Una primera corriente considera al populismo como expresión de determinada
clase social, la cual a la vez que determina el movimiento también condiciona
el discurso ideológico.

En una perspectiva de análisis también clasista, otros autores han relacionado los fenómenos
populistas con las fases de desarrollo capitalista a escala mundial.
Otro enfoque interpretativo
considera al término populismo vacío de contenido, una categoría
residual, el cual debe ser eliminado como concepto teórico explicativo,
pasándose directamente al análisis de los movimientos hasta ahora calificados
de populistas en función de la variable clase social.
En otros marcos teóricos el término populismo es utilizado para
caracterizar una ideología y no un movimiento. Los aspectos distintivos serían
su carácter anti statu quo, la confianza en la política y políticos
tradicionales, la referencia al liderazgo carismático. Dicha ideología sería
adoptada por movimientos de base social diferentes y sobre los cuales no se puede realizar a
priori ningún tipo de generalización.
Ahora realicemos un análisis más detallado de algunos de los diferentes
enfoques de esta corriente:
1 - Interpretaciones del populismo en América Latina
a - El populismo como fenómeno básicamente
político-ideológico
Para el contexto latinoamericano, la primera formulación sistemática
acerca del populismo producida desde ámbitos académicos fue la de Gino Germani, elaborada en los años
cincuenta y cuyo marco de referencia es la "teoría de la modernización".
Germani considera al populismo como un fenómeno característico de la
transición de una "sociedad tradicional" a una "sociedad
moderna" en los países subdesarrollados: si en los países europeos
ese paso se había dado a través de la lenta consolidación de una "democracia
representativa" a la que las masas fueron incorporándose
paulatinamente mediante sucesivas reformas y participando en partidos políticos
liberales u obreros, en los países latinoamericanos esa transición ocurre de
manera diferente dando lugar a formas "degradadas" de la actividad
política que constituyen precisamente el "populismo".
Otro enfoque dentro de esta visión es el de aquellos que hacen énfasis en
el tema del liderazgo, siendo el eje mismo de la definición, en tanto el
populismo sería una expresión moderna del "caudillismo paternalista"
que había caracterizado a la cultura política latinoamericana desde los tiempos
coloniales.
Un representante más de esta corriente es Manheim, quien formuló la
noción de "democratización fundamental de la sociedad", la
cual va a ser reformulada para América Latina en los términos de "Movilidad
Social".
En la América Latina de 1930, esta concepción se articulará con tres temas dominantes en la época: desarrollo,
democracia y modernización.
Germani toma para explicar el desarrollo económico de los países de la
región el esquema dicotómico sociedad-tradicional-moderna.
La transición de la primera a la segunda se produce mediante cambios en
tres esferas básicas:
-se modifican los tipos de acción social, los cuales pasan de ser
prescriptivos a ser electivos;
-se sustituye la institucionalización de la tradición del cambio;
-las instituciones se especializan y diferencian, mientras que en la etapa
tradicional se caracterizaban por la homogeneidad funcional y estructural.
La transición a una sociedad moderna implica asincronía, entendiéndose
como tal la coexistencia en una misma etapa de elementos pertenecientes a los polos
de la sociedad tradicional y la industrial. Dichas asincronías pueden ser
geográficas, institucional, de grupos sociales y motivacionales: igualmente
todos los aspectos de la estructura social pueden ser sincrónicos: tanto en los
elementos psicológicos como la "superficie" material y
ecológica. Dentro de la misma región, lo mismo que dentro de regiones
ecológicamente diferentes, coexisten grupos "avanzados" y
grupos "atrasados". Unas normas contradictorias pueden
continuar rigiendo la misma institución, con tal que unas y otras guarden
cierta legitimidad. De modo análogo, pueden coexistir actitudes, creencias y
valores que responden a épocas diversas.
La articulación de aspectos de ambos polos, sociedad tradicional, sociedad
moderna, se da a través de los mecanismos básicos: el efecto de demostración y
el efecto de fusión. Por el primero, los hábitos y mentalidades de etapas
avanzadas de desarrollo se integran a zonas atrasadas, por el segundo,
ideologías y comportamientos correspondientes a etapas avanzadas tienden a
reforzar los rasgos tradicionales.
En Europa se advierte una clara distinción entre dos etapas: la democrática
con participación limitada y la democrática con participación total. Durante la
primera se sientan las bases del Estado
Nacional, con autonomía burocrática, existen las libertades individuales pero
los derechos políticos son para la burguesía, mientras que los sectores
populares poseen una mentalidad tradicional, y no se han integrado a las nuevas
formas sociales. En la segunda etapa las masas se integran a la vida política
y se urbanizan, pero todo ello siguiendo el modelo de la integración, lo que
implicó la no existencia de profundos traumas en el aparato
político-institucional.
Resumamos cómo se integran los niveles de análisis mencionados: el rápido
proceso de industrialización y urbanización masiva, moviliza a los grupos
populares, los cuales por su reciente formación carecen de experiencias
sindicales o politización en los partidos políticos tradicionalmente obreros.
Esta movilización temprana rebasa los canales de participación que la
estructura política podía ofrecer; las masas quedan en estado de disponibilidad
y pueden ser manipuladas por parte de una élite para el cumplimiento de los
objetivos ajenos a ellas.
De lo antes expuesto se desprende que los rasgos esenciales del populismo
deben buscarse en:
-una élite contestaría del orden imperante,
-una masa movilizada como resultado de una "revolución con
expectativas crecientes",
-una ideología de amplio contenido emocional que permita la comunicación
entre el líder y seguidores, creándose un universo de significados compartidos.[1]
No obstante las diferencias entre estos enfoques pueden rescatarse algunos
elementos más o menos comunes. Se trata de las ideas de movilización de masas
"desde arriba", visualizada en términos de manipulación y
demagogia, donde las masas participan políticamente a partir de su vinculación
directa con el líder, es decir sin la mediación de organizaciones autónomas de
clase. Es esencialmente en esta línea de interpretación que el hecho de la
participación popular no tiene carácter "clasista": no existe
en el populismo una clase obrera autónoma, ya que el liderazgo proviene de
clases o fuerzas políticas ajenas a ella. Aquí, entonces, para definir al
populismo, es más importante el "estilo político" que las
eventuales plataformas o programas concretos de gobierno. Se destaca, en
efecto, la ausencia de referencias a un determinado proyecto socioeconómico
como aspecto central en la caracterización del mismo; a lo sumo, las políticas
económicas y sociales aparecen como un rasgo secundario, y a menudo vistas
críticamente en tanto meramente "distributivas" en términos de
demagogia, improvisación, y "patronazgo" estatal destinado a
lograr apoyo político.
Hennesy sostiene que: "...un gobierno populista puede
auspiciar una industrialización selectiva, del tipo de la de sustitución de
importaciones -como ilustra el caso del peronismo-, esto no debe hacernos
olvidar el hecho de que el populismo urbano se preocupa primariamente de la
urbanización, no de la industrialización. Se trata de un método para evitar
las consecuencias del constante flujo de migrantes rurales ocasionado por el
fracaso de los gobiernos para resolver los problemas del campo. Todo lo que han
conseguido los gobiernos populistas es redistribuir la riqueza; no la han
creado. En lugar de echar por tierra las barreras estructurales que impiden el
cambio económico y social, las han fortalecido con aportes sustanciales".[2]
b - El populismo definido a partir de sus políticas
sociales y económicas
Podríamos considerar aquí conjuntamente a otro grupo de interpretaciones
que surgen en los años sesenta de la confluencia entre visiones provenientes
del marxismo y de la "teoría de la dependencia" y que son
retomadas también desde otras perspectivas: cabe citar como ejemplos los
trabajos de Octavio Ianni, Cardozo y Faletto y Guillermo
O'Donnell, entre otros.
Muchos autores vinculan al populismo con un determinado proyecto de crecimiento
económico, o un "modelo de acumulación", en general
considerado a su vez como propio de una etapa particular del desarrollo del
capitalismo latinoamericano.
Para los autores mencionados más arriba, los pilares de esta nueva
estrategia de crecimiento sería el impulso a la industrialización orientada al
mercado interno, la "industrialización por sustitución de
importaciones", la creciente intervención del Estado en la economía y
en las relaciones sociales, y una tendencia a la nacionalización de algunos
resortes básicos de la economía. Paralelamente y como aspecto funcional a dicha
estrategia de crecimiento se produce la incorporación social y política de los
sectores populares. Por otra parte, este modelo de desarrollo, y por tanto el
populismo, sería la expresión de los intereses de una "alianza de
clases" formada básicamente por una postulada "burguesía
industrial nacional" y las clases obreras urbanas emergentes y
movilizadas.
Un elemento central en la caracterización del Estado populista suele ser el
carácter "corporativo" que se le atribuye, sobre todo por la
cooptación y estrecho control que implica sobre los sindicatos: la legislación
populista, a la vez que legaliza la existencia de éstos, les pone pautas y
límites que los encuadra dentro del marco de la "conciliación de clases".
La figura del líder, el autoritarismo, el discurso "ideológico",
entonces, pueden no estar ausentes en estas interpretaciones, pero lo que nos
lleva a presentarlas como un grupo diferenciado es que en todas ellas, estos
elementos están subordinados a un eje explicativo central respecto del
fenómeno populista, que es el modelo de acumulación que éste encarna e impulsa.
Los aspectos políticos del fenómeno aparecen en todo caso como correlato más o
menos "necesario" de la etapa de crecimiento económico que
abarca aproximadamente el período 1930-1960.
2 - Características del populismo
a - Plano económico
Busca quebrar los lindes de la dependencia mediante un proceso de
industrialización de signo capitalista pero con fuerte injerencia estatal,
claramente orientada a la defensa arancelaria del mercado y a la obtención de
los capitales requeridos por la financiación del proceso, que sustituya
importaciones a la vez que diversifique los rubros exportables.
Tal estrategia supone un grado considerable de planificación que se
traduce en un intervencionismo estatal creciente y que sólo se logra en tanto
los sectores capitalistas participan del acuerdo social.
Uno de los desafíos más graves que enfrenta esta estrategia económica
reside en la existencia de demandas contradictorias: la del consumo ampliado
de las masas, producto de la "revolución de las aspiraciones"
de que habla Torcuato di Tella.
b - Plano social
El rasgo determinante del populismo reside en la concertación de diversos
sectores sociales: la burguesía, industrial naciente, protagonista de la
estrategia económica elegida; la clase media -funcionarios de servicio público,
profesionales liberales, etc.-, activada por la creciente injerencia del Estado
en la vida económica; los sectores asalariados, coprotagonistas de la
estrategia industrializadora, manipulados desde el poder como ariete social
contra las estructuras del régimen oligárquico, aunque potencialmente capaces
de transformar su condición de "apoyo masivo" al régimen en
"partícipe real " de los mecanismos de poder.
La política de concertación social, traducida en alianzas y acuerdos con
un alto grado de inestabilidad, exige una dinámica de distribución del ingreso
capaz de remontar las situaciones de flagrante desigualdad preexistentes;
asimismo, la adopción de una vasta legislación social, reparadora y previsora,
desde el poder, es decir, identificable como medidas impuestas en nombre del
pueblo, pero sin protagonismo efectivo del pueblo en su articulación y
cumplimiento.
c - Plano político
Se define por la inexistencia de una correlación necesaria entre la
participación e incorporación social y económica de las masas, que promueve el
establecimiento de un sistema político democrático formal. La participación
política de las masas se efectúa por delegación en el líder carismático y en el
partido con funciones tribunicias.
El líder conjuga los distintos, y en muchas ocasiones contradictorios,
intereses de los grupos sociales partícipes de la concertación, seleccionando
los cuadros políticos dirigentes de acuerdo a un hábil manejo de equilibrios
electorales. El líder debe asegurar la continuidad de su proyecto mediante la
transferencia de su carisma al partido; en caso contrario la experiencia
populista se agotará con la vida del dirigente, desvirtuándose la función componedora
y quedando al descubierto las divergencias de objetivos finales que oponen
entre sí a los sectores sociales concurrentes al proceso.
El batllismo en ningún momento procuró establecer un sistema de control
vertical sobre las corporaciones sindicales que su acción contribuyó a crear,
expandir y/o institucionalizar, por lo que a diferencia de las matrices
populistas de otros países como Argentina, Brasil, el Estado en Uruguay se
debía a la sociedad y a sus formas organizadas, y éstas no se encontraban
subordinadas a las directivas estatales o de los partidos políticos.
Zubillaga sintetiza las características del populismo: "...como
un movimiento político característico de América Latina, fundado en la
concertación social, que intenta modificar -a través de una estrategia
reformista promovida por un líder carismático y sin un sistema político democrático
formal en pleno funcionamiento- la estructura primaria-exportadora y promover
una industrialización acelerada, en búsqueda de caminos de inserción autónoma
en el mercado mundial".[3] El mismo autor realiza un
cuadro comparativo entre el estado oligárquico y el estado populista.
CUADRO Nº 19
ESTADO OLIGARQUICO -
ESTADO POPULISTA
ECONOMICO
-Inserción
dependiente de la economía nacional en el marco de la economía capitalista
mundial.
|
-Proyecto de
desarrollo nacional con creciente aspiración autonómica.
|
-Debilidad
del sector primario-exportador en razón de las crisis cíclicas del
capitalismo dependiente.
|
-Sustitución
de importaciones mediante incremento de la industrialización.
|
-Economía
capitalista de cuño liberal.
|
-Economía
capitalista con restriciones derivadas del intervencionismo estatal.
|
-Resoluciones
de los conflictos de intereses de los sectores económicos domiantes sobre la
marcha del proceso productivo.
|
-Planificación
económica y social que supone el acuerdo con los sectores capitalistas.
|
-Existencia
de demandas contradictorias: consumo suntuario y reinversión de utilidades.
|
-Existencia
de demandas contradictorias: consumo ampliado e inversiones aceleradas.
|
SOCIAL
-Defensa del
statu quo.
|
-Afirmación
antioligárquica.
|
-Priorización
de la expansión económica y la concertación del ingreso.
|
-Priorización
del desarrollo integral y la justicia distributiva.
|
-Política de
alianza y acuerdo entre sectores económicos dominantes.
|
-Política de
alianza y acuerdo (precarios, inestables) entre sectores sociales emergentes
(representantes del capital y del trabajo).
|
-Inexistencia
de legislación social reparadora o previsora.
|
-Existencia
de una vasta legislación social “concedida”.
|
-Sociedad
fuertemente estratificada.
|
-Fuerte
proceso de movilización social.
|
-Escasa
significación del sector proletario.
|
-Crecimiento
de la clase obrera urbana.
|
-Rol
escasamente significativo de la burguesía industrial.
|
-Importancia
creciente de la burguesía industrial.
|
-Fuerte
dependencia de la clase media respecto de los sectores primario-exportadores.
|
-Creciente
burocratización de la clase media.
|
POLITICA
-Recurso a
las élites dirigentes.
|
-Capacidad
de movilización de masas.
|
-Estado
defensor de la inversión extranjera y de sus medidores locales.
|
-Estado
fuertemente intervencionista (expansión de su tamaño y funciones).
|
-Predominio
de sectores sociales hegemónicos en la conducción política.
|
-Necesidad
de un liderazgo carismático como mediador entre el poder y las masas.
|
-Existencia
de partidos de sustento tradicional, portavoces de sectores sociales
hegemónicos.
|
-Existencia
de un partido con funciones “tribunicias” en un sistema formalmente
pluripartidista.
|
-Sustento de
un sistema centralizado –clientelístico-burocrático.
|
-Escasa
posibilidad de derivar hacia un sistema democrático formal.
|
-Admisión de
polos políticos alternativos al gobierno como fruto de la política de acuerdo
entre sectores sociales dominantes.
|
-Construcción
de un aparato estatal capaz de imponerse coactivamente en todo el territorio
nacional.
|
-Elaboración
de una ideología “pragmática”, “intelectual”, “orientada al exterior”,
“conservadora” y “particular”.
|
-Elaboración
de una ideología “pragmática”, “sensible”, “orientada al interior”,
“reformista” y “global”.
|
-Inserción
del país en el marco de los intereses imperialistas.
|
-Identificación
de la política exterior frente al problema del imperialismo.
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3 - Aspectos populistas del batllismo
El batllismo de principio de siglo presenta claramente algunas
características del populismo. Para ello recurriremos a ver el proceso de reformas que éste propuso, las
cuales tenían como finalidad lograr un mayor bienestar para todos los
integrantes de la sociedad.
Durante el desarrollo del modelo económico en el capítulo anterior hicimos
hincapié en el proceso de nacionalización, estatización, industrialización, y
política fiscal. Estas apuntaban a la defensa de las riquezas nacionales frente
a los intereses de los capitales extranjeros y a poder brindar un servicio a la
población en el cual se beneficiaban todos, el Estado y sus habitantes. Esto
llevaría a un mejoramiento de la calidad de vida y a elevar el nivel popular,
en todos sus aspectos.
Es claro que a principio de siglo comienza un proceso lento pero gradual de
ir incorporando a otros elementos sociales que la Constitución de 1830 había
dejado de lado. No solo el batllismo es el realizador de dicho proceso, aunque
sí es el más visible.
Sin ninguna duda con el batllismo se termina el pasaje de una sociedad
tradicional a una sociedad moderna, que venía produciéndose desde el
militarismo; por otro lado el rol del Estado que venía entrando de a poco a
tener injerencia en los asuntos
económicos, llega a ampliar considerablemente su esfera de influencia en el
orden de la economía nacional.
Todas las interpretaciones del populismo hacen referencia al papel que juega
el líder en todo el proceso: es el interlocutor válido entre la masa y el
proyecto a concretarse. Más de una vez Batlle se dirigió al pueblo, incentivándolo
a luchar por sus derechos, simplemente recordemos el diálogo con Falco, o
cuando desde las columnas de El Día propagaba las iniciativas que se debían de
estar realizando.
Sin duda creemos que el batllismo tiene matices de populismo, pero por ello
no debemos etiquetarlo como tal.
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