D - REFORMISMO
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l período comprendido entre 1903-1915, donde se destaca la figura de Batlle, significó un
cuestionamiento al sistema económico y social que había heredado el país del
siglo pasado. Este tenía como pilar la propiedad privada, incluyendo el
latifundio; el desarrollo económico se basaba en el crecimiento hacia afuera,
siendo el instrumento las ventajas naturales.
Barrán y Nahum denominan "reformismo", aquella tendencia
a promover el cambio más o menos radical de los modelos económicos sociales y
mentales dominantes, sin recurrir a la violencia. Prefieren utilizar ese
término al de "batllismo" por varias razones:
1 - En todo el período a estudiar (1903-1916) y más todavía en el que se
analiza en ese Tomo (III), el batllismo no era aún un partido político
organizado con autoridades, lema y programa; tampoco, a no ser en los años
finales (1914-16), un movimiento de masas.
Es así como a veces llamaron "batllistas" a los seguidores
del Presidente Batlle y Ordóñez en su primer período y a los que deseaban su
retorno en 1911, pero en el mismo y estrecho sentido personalista que asumía el
término cuando cada Presidente durante su período aglutinaba adherentes y
fidelidades, que se debían tanto a sus dotes
de caudillo popular como al prestigio y la fuerza que emanaba del puesto
ocupado. Así hubo un "herrerismo" bajo Julio Herrera y Obes,
un "cuestismo". Fue en este
limitadísimo sentido que llegó a autocalificarse en 1910 como "batllismo
in partibus".
2 - Los que vivieron y escribieron entre 1905-1910, utilizaron por lo
general el término "reformista" para designar a la corriente
que luego se denominará "batllista". En los documentos
analizados, mensajes presidenciales, ministeriales, discursos parlamentarios y
editoriales periodísticos, los seguidores de Batlle se llamaron a sí mismos
"reformistas" o "reformadores", pretendiendo
expresar con ello la esencia misma de su nueva fe: el uso del aparato estatal
para la promoción de una economía que nos tornara "independientes",
de una sociedad que fuera "justa", de una cultura científica
que nos liberara de la "esclavitud de la ignorancia", todo
ello dentro del respeto por el "estado de derecho" y sus
reglas de juego, lo que impedía el recurso a la violencia revolucionaria y a la
vez identificaba al reformismo con la defensa de los derechos individuales,
herencia que la mayoría de sus dirigentes podría olvidar por haberse formado al
calor de la lucha contra el santismo.
3 - El hecho de usar el término "reformismo" les permite
ubicar al batllismo como uno más de las muchas corrientes políticas europeas y
americanas que buscaron en las primeras décadas del siglo XX eliminar las
aristas más crudas del "capitalismo salvaje":
-Gran Bretaña: Partido Liberal- postulados de Lloyd George (1906-1914).
-Francia: la "República Radical" y su anticlericalismo
(1899-1920).
-EE.UU.: "progresismo" de Teodoro Roosevelt (1901-1909).
-"misión moral" de Woodrow Wilson (1913-1921)
-Argentina: el radicalismo de Hipólito Yrigoyen (1916-1930).
-Uruguay: reformismo de José Batlle y Ordóñez (1903-1916).[1]
Del análisis expuesto no compartimos el punto uno, donde se manifiesta que
no había una organización política, no debemos de olvidar la prédica que
realiza Batlle desde fines del siglo pasado por lograr la organización del
Partido Colorado, simplemente recordemos algunos aspectos del Capítulo 1, o
artículos como:
Partido políticos. Trabajos de organización. 14 de abril de 1892.
Organización del Partido Colorado. 7 de mayo de 1892.
Clubes seccionales. 10 de mayo de 1892.
Fines de la organización. 11 de mayo de 1892.
La acción de los clubes seccionales. 14 de mayo de 1892.
La organización seccional. 23 de mayo de 1892.
Los clubes seccionales. 7 de diciembre de 1892.
La organización de los partidos. 27 de enero de 1893.
Organización de los clubes seccionales. Comisión Directiva de Delegados.
1º de marzo de 1893.
Nombramiento de los delegados. 2 de marzo de 1893.
La asamblea de delegados. 6 de marzo de 1893.
Organización del Partido Colorado. 18 de marzo de 1893.
La organización de los partidos. 18 de diciembre de 1894.
Lo esencial es organizarse. 24 de diciembre de 1894.
Organización de los partidos. 23 de mayo de 1895.
Acción permanente de los partidos.
27 de mayo de 1895.
Organización necesaria. 25 de diciembre de 1895.
Organización del Partido Colorado. 2 de marzo de 1896.
Organización colorada. 24 de mayo de 1899.
Organización colorada. La iniciativa de la juventud. La Comisión Nacional.
17 de junio de 1899.
La organización del Partido Colorado y la política gubernamental. 4 de
julio de 1899.
Reorganización. 6 de julio de 1899.
El Partido Colorado. Su unificación. 11 de julio de 1899.
Unidad superior del Partido Colorado. Organización por fracciones. 19 de
febrero de 1900.
Escuelas ciudadanas. ¿Qué hacen los colorados de Montevideo? 21 de julio
de 1900.
La unificación colorada y el gobierno de partido. 19 de febrero de 1901.
Podrá decirse que todos estos artículos son anteriores a que Batlle sea
Presidente, pero debemos recordar que antes de ello ya manifestaba la idea del
gobierno de partido, y que para poder lleva adelante tal propuesta debía de
contar con la existencia del mismo. Por otra parte todos los miembros del
Partido Colorado votaron unánimemente su elección.
Ya en los primeros meses de ser electo Presidente, El Día continuaba su
prédica de organización, destacándose Setembrino E. Pereda, Ramón B. Negro,
José Enrique Rodó, estableciendo este último: "Porque creo, como el
señor Pereda, que el Partido Colorado cuenta en sus filas la mayoría de los
ciudadanos y tiene a su favor el concurso y la opinión de las clases
interesadas en evitar al país el trastorno de su eliminación del poder, es por
lo que no temo para mi partido se una y organize medianamente para ello".[2] Otros artículos
sobre el tema son:
La unificación colorada. 29 de julio de 1903.
La reorganización colorada. 10 de agosto de 1903.
Por buen camino. 2 de setiembre de 1903.
Un poco más de principios y menos de interés partidario. 3 de setiembre de
1903.
La anhelada unificación se concreta: "Los trabajos de unificación
del Partido Colorado, que se habían reanudado con plausible energía, han
obtenido un resultado feliz. La unificación puede darse ya por concluida...
La unificación tenía que venir, pasando por arriba de las suspicacias
personales. La imponía hasta el propio instinto de conservación de nuestra
colectividad; la exigía el país como medio de afirmar sin perturbaciones los
sólidos progresos de todo orden de la situación presente...
Es seguro de todas partes del país la nueva será recibida con entusiasmo,
y estimulará sugestivamente los más decididos anhelos partidarios. Día a día
llegaban noticias del interior dando cuenta de la impaciente expectativa con
que los colorados de todos los departamentos, aguardaban el desenlace de la
gestión unificadora. La unión faltaba precisamente en la capital, y una vez
realizada aquí, podemos contar con que todos los colorados de la República,
como un solo haz de voluntades concurrentes, pondrán armónicamente todos sus
esfuerzos al servicio del triunfo de la aspiración común.
La lucha comicial del año próximo se impone como solución imprescindible,
definitiva, legal, de la estabilidad convencional del presente, y más debe
imponerse desde que las agrupaciones políticas, pueden colocarse en aptitud de
organizar efectivamente las fuerzas sufragantes...
Para asegurar las ventajas obtenidas con la unificación reciente, para no
provocar el choque de las pasiones, de las susceptibilidades que puedan desquiciar
la fuerza creada e inutilizarla, es menester sobre todo que en adelante se
observe un profundo respeto por la legalidad y el orden en el desarrollo de los
sucesos partidarios.
Precisamente se ha hecho ascender a 500 el número de miembros de la futura
Comisión Nacional Colorada, dándole así el carácter de una gran asamblea, para
que en ella quepan todas las tendencias de las diversas fracciones,
concurrentes...".[3]
Dentro de esta organización juegan un papel importante los clubes
seccionales: "...dispondrán de un plazo para llevar su tarea
primordial, que es preparar para el período de inscripción próximo, que alcanza
a un mes solamente, pues es sabido que en el año venidero los registros cívicos
se abrirán en el mes de Febrero. Quiere decir, que previamente a dicha
apertura vendrán a disponer nada más que el mes de Enero, para la obtención de
certificados parroquiales y de registro civil, para la tramitación de las
informaciones supletorias, y para llenar en una palabra todos los detalles
engorrosos y complejos que requiere la preparación de toda lucha cívica".[4]
La Convención Nacional Colorada reunida el 2 de abril de 1907 establecía:
"1º- Solicitar de la H. Asamblea General la reforma de la
Constitución. Dicha reforma tendrá por objeto:
a) El establecimiento del sufragio universal.
b) La aplicación del sistema de elección de presidente de la República por
el voto popular, directo e indirecto.
c) La incorporación del sistema de la representación proporcional para
constituir el Cuerpo Legislativo y las corporaciones municipales y electorales,
una vez que se lleve a cabo el censo de la República.
d) La implantación del régimen municipal autónomo.
e) La inclusión en la declaración de derechos individuales, de los
derechos de reunión y de asociación.
f) La separación de la Iglesia y el Estado. Esta base fue aprobada por
unanimidad.
2º- Recomendar a los legisladores colorados la sanción de leyes orgánicas:
a) Para facilitar la naturalización de los extranjeros.
b) Para realizar la reforma de nuestra legislación tributaria, en el
sentido de aminorar en lo posible los gravámenes que pesan sobre los artículos
de primera necesidad.
c) Para resolver los problemas sociales y las relaciones del capital y el
trabajo, dentro de los límites de la justicia, del derecho y la libertad".[5]
La denominación Batllista surge en momentos que dentro del Partido Colorado
comienzan a escindirse los grupos que no compartían alguna de las ideas de
Batlle.
Veamos ahora una definición sobre reformismo: "...Reformista es en
cambio aquel movimiento que apunta a mejorar y perfeccionar tal vez
radicalmente, pero no a destruir el ordenamiento existente, porque considera
valores absolutos de civilización los principios sobre los que se basa; por
muy numerosas y ásperas que pueden ser las críticas por él formuladas, en
particulares situaciones, al concreto modo de traducir en práctica dichos
principios. Y es por esto, por lo que en
su seno naturalmente predominan los sustentadores de la vía gradual y pacífica,
en cuanto que la violencia podría comprometer justamente los valores de
fondo...
¿Qué valores? ¿Qué principios? La libertad individual, la democracia y el
bienestar para todos. No se puede negar el vínculo existente entre estos
valores y el advenimiento de la sociedad burguesa capitalista...
En cuanto al sistema político el reformismo no tiene dudas: la democracia
liberal es fortificada y extendida. Acerca del ordenamiento económico
capitalista la posición del reformismo se modifica en cambio con el tiempo,
pasando de la idea de un trastorno radical, ostensible sin embargo siempre con
el método democrático y gradual, a la convicción de que hay suficientes
medidas que regulan sus mecanismos, en vista de un funcionamiento más fácil y
de una distribución cada vez más equitativa de los beneficios. Esta
transformación es consecuencia de los mismos éxitos del reformismo, los cuales
demuestran cómo la enorme desigualdad, con sus consecuencias de atroces
calamidades sociales, que caracterizó la primera industrialización, debía
ligarse más a las dificultades del despegue que a una exigencia inmodificable
del sistema de la iniciativa privada.
Los reformistas opinan ... que deben concurrir a la eficiencia económica
del sistema, porque sólo una producción en continuo aumento crea los medios
para el mejoramiento constante del nivel de vida de las masas, condición
necesaria a su vez para permitir al pueblo la participación efectiva en la vida
democrática, y para llegar a través de la democracia, si no surgen dificultades
inherentes a la propia naturaleza humana, al único socialismo que tiene un
sentido, aquél realizado por las masas y para las masas, es decir el de la
socialización de las libertades y del autogobierno, en un tiempo privilegiado
de pocos".[6]
El batllismo tiene aspectos de esta definición, pero también posee rasgos
de los otros movimientos, por eso entendemos que al Batllismo no lo podemos
encasillar en una sola visión: él es la suma de ciertos elementos de todos, en el Uruguay de principios de siglo marcando
una forma de ser.
[1] Barrán, José
Pedro - Nahum, Benjamín- Batlle, los estancieros y el Imperio Británico. Tomo
II. Un diálogo difícil 1903-1910. Montevideo. 1985.
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